Elegante puesta en escena de Mariana Obersztern de un cuento de Samanta Schweblin
Adaptación y dirección: Mariana Obersztern. Actúan: Mirta Busnelli, Vanesa Maja, María Merlino. Diseño de vestuario: Betiana Temkin. Diseño de escenografía: Mariana Obersztern Realización de escenografia: Santiago rey. Video: R. Moreno. Música original: Ulises Conti. Diseño De Iluminación: Gonzalo Córdova. Fotografía: Alejandra Lopez. Diseño gráfico: Leandro Ibarra. Asistencia de dirección: Sonia Riobo. Producción artística: Romina Chepe, María Merlino. Función: Lunes 04 de noviembre, 21:30 horas. Teatro: Dumont 4040 (Santos Dumont 4040, CABA).
Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq
La directora teatral Mariana Obersztern está presentando Ese bow window no es americano, una obra dramática basada en el cuento Nada de todo esto (Siete casas vacías; 2015) de la escritora argentina Samanta Schweblin.
El cuento Schweblin narra un día en la vida de una madre y una hija, quienes poseen el hábito de pasear en auto por los barrios ricos para mirar casas y opinar sobre el decorado e inclusive, intervenir en la disposición de él. De manera un tanto sospechosa, el auto en el que pasean queda atrapado en la tierra y el pasto húmedos del jardín de una casa y, a partir de allí, se incorpora al conflicto narrativo la dueña de esa residencia a quien la hija llamará “la vecina». El cuento de Samanta Schweblin es una narración que está realizada en primera persona desde el punto de vista de la hija. Las imágenes de la narración son sumamente plásticas y visuales, y el conflicto se va precipitando hacia una sensación de extrañamiento respecto de esa rutina ya naturalizada entre madre e hija.
Aunque el cuento es sumamente descriptivo y solo al final comienza a tomar relevancia el diálogo, la directora Mariana Orbsztern logra ofrecer una puesta en escena que sabe jugar con la tensión y la perplejidad de ese mundo ficcional. La actriz María Merlina, en el rol de hija, toma esa voz en primera persona que va haciéndose de desesperación, fragilidad e impotencia. Por su parte, Mirta Busnelli encarna de manera excelsa a esa madre obsesiva, avasalladora y manipuladora aunque sin jamás alzar la voz ni tomar una forma agresiva. Una sospecha de que el verdadero autoritarismo es tácito y silencioso.

El diseño de luces, sonidos, vestuario, escenografía y una breve pero ensoñadora proyección audiovisual crean una estética retro y cinematográfica sobre el escenario. Y a esta puesta con guiños fílmicos se sumará la interpretación de Vanesa Maja en el papel de “la vecina”, quién se presentará como un duro segundo frente de conflicto para la hija, y quien además traerá a escena sus propias y determinantes decisiones y aprehensiones.
Nada de todo esto de Samanta Schweblin ha sido adaptada audiovisualmente en dos ocasiones distintas. Primero por Hernán Alvarado Martínez en una versión relativamente tragicómica; y después por Francisco Cantón y Patricio Martínez en una versión un poco más oscura. Mariana Obersztern no se equivoca en darle a su obra de teatro un aspecto cinematográfico en el que se cruzan distintos lenguajes para contar esta historia que ronda el terreno del suspense y el drama psicológico.