
Por Giovanna Cirianni
@giovigeraldina
CoreografÃa y actuación: Heidi Strauss. Iluminación: Rebecca Picherack. Sonido y proyecciones: Jeremy Mimnagh. Vestuario: Sarah Doucet. Dramaturgia: Ginelle Chagnon. Apoyo vocal: Fides Krucker. Dirección de escena: Helin Gungoren. Producción artÃstica: Jasmine Au. Meritoria: Tavia Christina. Coproducción: Adelheid.
La artista da la bienvenida a la sala de Dumont 4040. En un rol ambiguo, casi de acomodadora, saluda e indica en inglés en qué zona de las butacas hay espacio para sentarse. Es la directora y performer canadiense Heidi Strauss, que se presenta en la Argentina en el marco del FIBA.
Toda posible tensión entre público y artista queda disuelta desde antes de que comience la obra. De hecho, el inicio mismo de esta es suave, paulatino. Strauss, que ya dio personalmente la bienvenida a cada espectador, se traslada al escenario y comienza una narrativa personal e Ãntima a través de sus observaciones sobre Buenos Aires. De a poco, van entrando varias prendas de ropa que motivan historias personales y familiares.
La artista pide al público que elija y disponga cuál de las prendas presentadas será el vestuario de la presentación. Lo improvisado y lo coreografiado se entremezclan, generando un diálogo genuino entre propuesta artÃstica y recepción. La danza aparece precedida por un Ãntimo preludio sobre la historia personal, los recuerdos, la memoria. En ese proceso, la artista se muestra persona antes que bailarina.

Strauss despliega su dominio técnico a partir de varias escenas coreográficas que hacen uso de diferentes dinámicas: un comienzo contenido y delicado, que va progresando en una misma propuesta hasta llegar a ser un movimiento explosivo. Todo esto se va cargando de significado a partir de la construcción narrativa de la obra, pero también a partir de la conexión que hubo entre artista y público, previo a la introducción de la escena.
Esta conexión llega a su máximo en una escena donde la artista parece atascada en una posición de cara al piso, y pide ayuda al público para reincorporarse. Después de unos segundos, una chica se acerca al área del escenario para asistirla.
Mediante todos estos recursos, Strauss genera un vÃnculo emotivo fuerte, agradece e involucra las intervenciones del público hasta el final, donde no solo vemos un agradecimiento por asistir, sino también un agradecimiento por ser la obra junto a ella. Salimos de la sala conectados, no solo no ella, sino también con les otres espectadores, nos sentimos parte del mismo modo que es parte su familia a través de las prendas.
Between Me and You es un tÃtulo que condensa un sentido de intimidad y complicidad, pero que también abre preguntas sobre aquello que surge entre dos personas, en ese lugar misterioso y evidente de cualquier vÃnculo, ya sea familiar, afectivo, artÃstico o comunitario.