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Javier Sisti de 107 Faunos: “La pérdida de prejuicios se convirtió en una pérdida de criterio” | Por Camila Pérez


07/09/2025

La banda se presenta este martes 14 de octubre en el Ciclo Visagë

Por Camila Florencia Pérez
@eclecticismo_

107 Faunos es una banda con 19 años de trayectoria, integrada por Javier Sisti Ripoll, conocido como Gato 107 (guitarra y voz), Mora Sánchez Viamonte (teclado y voz), Félix (bajo y guitarras) y Felipe Quintans (batería). Su música es referente de la escena alternativa e independiente platense. Editaron ya siete álbumes, a través del sello Laptra, de los cuales el último, titulado “Vandalismo comparado”, fue publicado el año pasado. La banda se presentará en el Ciclo Visagë, que se realiza todos los martes en el Centro Cultural Rojas con la curaduría de Fabián Jara, el 14 de octubre a las 20.30hs.

Desde Revista Replicantes, conversamos con Javier Sisti sobre el último disco de la banda, la relación del arte con la tecnología en estos tiempos algorítmicos, atravesados por la lógica de las redes sociales y la Inteligencia Artificial, pero también por el contexto económico y sociopolítico actual 

–En «Vandalismo comparado» hay en varios momentos un elemento muy melancólico, quizás más presente que en discos anteriores. ¿Sentís que esa mirada nostálgica es una marca de nuestra época? ¿O es algo más transversal al humano en general?

–El tema de la melancolía es algo que vengo pensando y atravesando en toda mi obra, que es bastante sentimentalista. En el último disco de la banda, al ser un poco más corto, tal vez eso se nota un poco más o, al menos, queda más desarrollada esa parte que alguna otra más vigorosa. En ese sentido, es un disco otoñal – que, de hecho, salió en otoño. Igual, es un registro que me tiene cansado… o sea, un poco que digo “basta de melancolía”.

–Y ese rasgo melancólico, ¿fue algo buscado en el momento de componer?

–La verdad que no porque no pensamos tanto en esas cosas. Es decir, la composición, a medida que sale, sale. Ojalá se diera que pudiera decir “voy a hacer esto” y que me salga hacerlo, pero en general no es así. Quizás en el próximo disco podamos hacerlo porque me gustaría que tuviera un tono más energético, eufórico o lo que sea contrario a la melancolía… pero creo que no me va a salir, porque no es mi mood. Soy melancólico y sentimental al extremo, y salvo que logre que algo me provoque esa euforia, o que inventen una droga nueva que me genere ese estado, dudo que lo logre (risas).

107 Faunos.

–En una de las letras hablan de la «metáfora muerta». ¿Pensás que queda algún lugar para la metáfora hoy, en este mundo tan directo e hiperconectado? 

En realidad, eso me surgió por un proceso más bien introspectivo, o sea, de estar cansado de mí mismo. Cuando digo “metáfora muerta” me refiero a esas metáforas que, por estar usadas tantas veces, pierden su fuerza poética. Siento que en la música contemporánea hay muchas metáforas pero que son siempre lo mismo, o rondan sobre lo mismo. Igual, en el trap hay algunos ejemplos ingeniosos; cuando se produce tanto, alguna buena siempre aparece.

Es cierto que es una época bastante literal, pero al momento de escribir esa letra, no lo pensé por ese lado. La frase me quedó anotada de un curso viejo de semiótica y la metí ahí. También tiene un sentido crítico, porque este disco cierra una etapa. El decir “¿por qué desperdicio mi prosa en la metáfora muerta?” viene de ahí: de un proceso más personal que crítico hacia los demás, de estar cansado de uno mismo.

–Igual, estamos en un momento de producción musical y publicación de material nuevo constantemente… ¿Vos sentís que eso afecta a la supervivencia de las metáforas en el arte?

–Por un lado, celebro que cada vez más gente pueda hacer público el arte que produce, profesionalmente aunque sea de manera independiente. Pero por el otro, me apena porque antes uno lo hacía más por gusto, y ahora, al aparecer como algo tan monetizable —a través de las redes sociales y demás—, termina generando lo que se llama “grindificación”. La “grindificación” es un fenómeno reciente: El término viene del verbo to grind, moler, desgastar, pero también “laburar sin parar” Se usa para describir cómo actividades que antes hacíamos por placer o hobby ahora se viven bajo una exigencia de mostrarlas, medirlas y capitalizarlas, como si todo tuviera que pasar por una lógica de mercado.

Esa presión de que todo lo que uno hace tenga que mostrarse y generar una respuesta inmediata puede ser agotadora. A mí, esa lógica ya no me motiva tanto: me interesa menos la aprobación y más la emoción. Hay algo vertiginoso en cómo las modas aparecen y desaparecen, en cómo lo que hoy parece fascinante mañana ya se vuelve material de meme. Me pasa que busco otra clase de intensidad, algo que me conmueva sin depender de la validación constante.

Tampoco tengo nostalgia: escucho todo lo nuevo, y hay propuestas muy buenas, pero esa obsesión por medirlo todo, por traducir cada gesto en datos y métricas, termina quitándole misterio a las cosas. Extraño un poco esa sensación de sorpresa —como cuando alguien te prestaba un cassette y descubrías algo inesperado—, aunque no quisiera volver literalmente a ese tiempo. Lo que deseo es que aparezcan formas nuevas de asombro, algo que nos vuelva a emocionar sin estar pendiente del algoritmo.

107 Faunos.

–¿Crees que aliena un poco este proceso productivo basado en que todo el tiempo tiene que haber algo nuevo?

–Creo que, sobre todo, no genera comunidad o que la comunidad que genera no tiene lazos buenos. El consumo pasó a ser individualizado, en soledad. Después de los sold out de la pandemia, donde todos van a los shows de todo, compran anticipadas, etc., me generó una sensación de que eso es genial cuando te va bien eso pero ahora veo que provoca una saturación de la que, al menos a mí, no me interesa ser parte. Siento que antes todo el mundo tenía criterios – que quizás eran prejuicios, pero que en el fondo funcionan como criterios… Ahora, en cambio, ya no hay ningún criterio y pasan cosas que me hacen ruido, o sea, gente a las que le gustan cosas completamente diferentes, opuestas, como si fueran de Boca y River al mismo tiempo. La pérdida de prejuicios se convirtió en una pérdida de criterio y cuando el público carece de criterio, o cuando todo el mundo exhibe su opinión, pasa esto de lo que hablábamos antes sobre la falta de misterio.

–Claro, la pérdida de misterio es también una pérdida de lo metafórico. Todo está ahí, delante de los ojos… 

–Es que es todo tan explícito que me genera ya una pérdida de interés. Imaginate que yo soy de la primera generación de internet, que está mamando de eso desde hace treinta años, entonces ya dejo de encontrar una novedad o algo que me llame la atención ahí. Me gusta más lo que pasa cuando toco en vivo. O sea, usamos redes sociales desde hace 10 años o más, entonces ya deja de ser algo novedoso y, sobre todo, resulta cansador cuando directamente todas las canciones empiezan a ser sobre lo que pasa en esos espacios – letras sobre si me likeaste o no me likeaste, etc. Si bien siempre estuvimos mediados por la tecnología, esto ya es demasiado, ya pierde la gracia.

–¿Crees que la tecnología puede reemplazar al artista contemporáneo?

–Si el artista contemporáneo es lo que entendemos por artista contemporáneo, es decir, lo que suena en las radios, lo supera cualquier cosa… en ese sentido, ojalá que nos reemplace (a pesar de que no estoy de acuerdo con posturas transhumanistas) porque siento que ya no tengo herramientas críticas para nada. Lo que sí celebro es el regreso post pandémico de un rock más sanguíneo, aunque, de nuevo, también es algo que carece de novedad, o sea, ya es como la séptima vuelta del post punk.

Javier Sisti.

–Vivimos en un presente un poco complicado, convulsionado, pero en el último disco, en Aeronostalgia, hablan de lo fantástico de esta existencia… ¿Qué lugar tiene la esperanza en estos contextos?

–“No existe la esperanza sin los desesperados”, decía Walter Benjamin – y yo lo puse en una canción, que se llama Modelos de prueba. Hoy veo más apatía, pero espero que haya alguna esperanza que se transforme en algo activo, o sea, no es esperar que las cosas pasen sino hacer algo y también cambiar la forma de pensar y de hacer. La democracia liberal burguesa ya no interpela a nadie… Creo que hay que pensar modelos de organización más horizontales. Hay una tendencia a la concentración de la riqueza en todos lados, no sólo acá en Argentina, aunque acá el piso está tan bajo que se siente más, pero hay que pelear contra todo eso. Como la política es el arte de lo posible, desde ese lugar se plantea que hay que pelear con lo que hay y, yo al menos, doy batalla desde ahí, pero también pienso que ojalá vengan nuevas generaciones que propongan algo nuevo, en vez de votar a Milei porque esa idea de dinamitar todo votando a un pelotudo ya quedó en evidencia que no sirvió.

–Y hablando de este contexto económico y político que mencionas, ¿qué lugar pensás que ocupa y que debería ocupar el arte?

–Tendría que ser más que entretenimiento. Debería cambiar la manera de pensar de algunas personas y en algunos eso funciona así, pero en la mayoría de los casos no… O sea, hay artistas que proponen algunas cosas que pueden ayudar a torcer el brazo del imperialismo global y, en ese sentido, está bueno que se generen nuevas maneras y formas creativas de enfrentarse al poder establecido.

–¿Ustedes, como banda, suelen pensar algún tipo de compromiso o participar en causas sociales, políticas, etc.?

–Somos gente comprometida. Yo creo que hoy es muy importante estar y acompañar las causas que uno considera valiosas. Hay que ganar las calles, como la política de antes o más vintage, porque es lo último que nos queda.

107 Faunos.

–¿Qué desafío crees que tiene hacer música hoy? 

–Creo que el único desafío es tener algo para decir porque, a la larga, esas canciones perduran, o sea, poder decir algo con una retórica propia, fusionar un sentimiento con una metáfora y una imagen poética que quede.

–¿Tienen pensado sacar algún material pronto?

–Sí, estamos armando algo para empezar a grabar entre enero y marzo.

–¿Cómo se preparan para el Ciclo Visage y las próximas fechas que tienen?

–Hace bastante que no tocamos… tenemos una fecha ahora, el 4 de octubre, en la cancha de Gimnasia y, después, el Ciclo Visage el 14 de octubre, que me pone muy contento porque es en el Centro Cultural Rojas, que es un lugar emblemático de la cultura de los 90 y, además, con un curador muy notorio, que es Fabián Jara, que es alguien de quien aprendí mucho, así que vamos con muchas ganas porque, además, no tocamos mucho este disco y van a ser buenas oportunidades para hacerlo.

La presentación de 107 Faunos en el Ciclo Visagë será en martes 14 de octubre a las 20.30hs en el Centro Cultural Rojas (Corrientes 2038, CABA), en la Sala Batato Barea. Las entradas pueden adquirirse online acá y de manera presencial y en efectivo el mismo día, en la planta baja, desde dos horas antes del show.

Puedes escuchar a 107 Faunos acá:


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