
Por Giovanna Cirianni
@giovigeraldina
Dirección, coreografía y dirección artística: Brenda Angiel. Repositora: Viviana Finkelstein. Bailarines: Carla Bugiolacchi, Mauro Dann, Viviana Finkelstein, Morena Grasso, Rosina Heldner, Maximiliano Navarro, Guillermo Fabricio Perez, Giselle Pezoa Iturra. Asesoramiento en danza: Marcos Ayala, Valencia Batiuk, Damian Esell, Juan Malizia, Martin Ojeda, Cesar Peral. Dirección musical y composición: Juan Pablo Arcangeli, Martín Ghersa. Músicos: Joaquín Apesteguia, Juan Pablo Arcangeli, Ada Gabriela Bernasconi, Pablo Borghi, Alejandro Guyot, Pedro Kiszkurno. Voz: Alejandro Guyot. Diseño sonoro: Daniel Fabio Silva. Diseño de vestuario: Pilar Belmonte, Carolina Ferraiuolo, Federico Olea Salinas. Diseño de luces: Anibal Corrado. Jefe técnico: Rodolfo Aguirre. Operación técnica: Rodolfo Aguirre, Maximiliano Cruz, Lucas Podestá. Funciones: Domingos 17 y 24 de noviembre, 18 horas. Teatro: Aérea Teatro. Duración: 60 minutos.
“Cuando erróneamente alguien dice que yo traje la danza aérea a la Argentina, les digo que yo no la traje, no la aprendí de nadie, se me ocurrió, la creé, hasta le puse nombre. Capaz parece una pedantería de mi parte, pero fue así”, escribe la coreógrafa Brenda Angiel en la exposición fotográfica montada en el pasillo de Aérea Teatro, que hace un recorrido por los años de creación con su compañía.
Desde su primera experimentación con sogas y arneses en 1994, Angiel ha desarrollado toda una técnica y fundado tanto una compañía como la primera escuela de esta disciplina en el mundo, con sede en el espacio Aérea Teatro, que se ha asentado a su vez como un foro importante de la danza independiente. En estos 30 años de trayectoria, sus obras se han presentado en Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia. Su última gira fue en Rusia, presentándose en el Pacific Theatre Festival de Vladivostok, con la obra 8cho.
Este homenaje al tango es parte de la constante búsqueda de Angiel por explorar nuevos lenguajes, sus límites y posibilidades. Al ser el tango una danza, pero también música, acompañan a los bailarines músicos en vivo, que no solo tocan en el fondo, sino que forman parte fundamental de la escena.

A lo largo de los 70 minutos de la obra, se van desarrollando varias escenas, correspondientes con piezas musicales que conforman este universo: tangos instrumentales y cantados, milongas y un vals. Cada fragmento tiene una narrativa propia, pero al mismo tiempo conforma el mosaico de un imaginario, con movimientos inspirados en el tango de salón y el tango escénico.
Una escena destacable es la protagonizada por el cantante, Alejandro Guyot, y una de las bailarinas. Guyot interpreta un tango que habla del recuerdo de una mujer amada, mientras que la bailarina emerge entre el humo como una aparición del narrador, que coquetea con su vuelo, pero que al final se retira abruptamente, como evaporada. También el solo de uno de los bailarines hacia la mitad de la obra resulta de los más atrapantes por su logro técnico y artístico. Después de experimentar 8cho, vale la pena quedarse a ver la muestra fotográfica para apreciar el trabajo de este grupo, que ha sido conformado por decenas de artistas a lo largo de los años. Angiel es una coreógrafa argentina que no ha dejado de innovar en las artes escénicas en escenarios de todo el mundo.

