Texto y dirección: Ricardo Bartis. Intérpretes: Ricardo Bartís, Facundo Cardosi, Marina Carrasco, Martin Mir. Sonido: Lolo Micucci. Iluminación: Jorge Pastorino. Escenografía y vestuario: Paola Delgado. Teatro: Cultural Thames, Thames 1426. Funciones: Sábado 21 horas, domingo 20 horas. Duración: 60 minutos.
Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq
Un padre viejo y enfermo decide dividir su herencia en vida entre sus tres hijos. La misma consta de una vieja casa ubicada en Santa Teresita en la que habitan él y sus hijos Lorenzo y Elena, y un terreno ya en desuso en el que alguna vez funcionó “La gesta heroica”, un parque de diversiones. La familia espera al mayor de los hermanos que va en camino desde Buenos Aires para participar del reparto de los bienes.
El padre es un anciano antipático, a ratos grotesco y furioso. Cuando recuerda La gesta heroica lo invade una mezcla de nostalgia y frustración. Por su parte, hay un vínculo distante con sus hijos, a la vez que espera ser tratado con afecto por ellos. Coincidentemente, el padre ve una y otra vez en un rincón extrañamente iluminado de su casa la película Rey Lear dirigida por dirigida por Michael Elliott (1983) basada en la tragedia de William Shakespeare (1603). El padre establece una identificación con el protagonista shakesperiano y trata de buscar luces sobre la relación que ha construido con sus hijos Ernesto, Lorenzo y Elena, y la relación que ellos mantienen entre sí por influencia de su padre.
La gesta heroica, dirigida y protagonizada por el maestro Ricardo Bartís de manera notable, es una obra seductora e inquietante que se mueve entre el grotesco y el metateatro, e incluso construye a ratos dimensiones casi oníricas en las que se dejan ver algunas fantasías y prohibiciones de un inconsciente familiar atormentado. Asistimos a un padre que espera manifestaciones de amor pero que, sin embargo, pareciera no haber inscripto su nombre.

La calidad interpretativa de Martín Mir (Ernesto), Facundo Cardosi (Lorenzo), Marina Carrasco (Elena) también es notable y sumamente verosímil, aún cuando las identidades de cada personaje son complejas –perversas, ansiosas, maniacas, narcisistas, pero, sobre todo, heridas. El elenco es el corazón de la ficción y cada uno desde su potencia gestual y corporal se funden en ese todo que es la personalidad retorcida de la familia. Los signos de las interpretaciones terminan por dar sentido a un texto melancólico y un lenguaje ambivalente que tambalea entre la angustia y la elaboración del humor.
Al arco dramático que crea el conflicto por la división de la herencia se asoman otras tensiones: crónicas oscuras de la última dictadura cívico-militar argentina que tuercen el clima festivo de aquel parque de diversiones; la rispidez entre los hermanos por la ausencia de ese amor primero que constituye una madre, y que los transforma en criaturas desamparadas y confundidas.
“¿Qué produce la tragedia, la falta de amor o su exceso?” se pregunta Elena mientras recrea para su familia el mito griego de Adonis. La familia que habita esa casa en Santa Teresita naufraga sobre esta pregunta hasta arrastrar restos y rastros de cuerpos e identidades heridas hasta la costa.
El final se precipita crudamente y los detalles realistas de los últimos sonidos fuera de escena entrecortan el aire entre el escenario y la tarima, haciendo de La gesta heroica una obra de excelencia. Muy recomendable.