cine
Alemania, la ópera prima de María Zanetti | Por Javiera Miranda Riquelme
María Zanetti


Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

Lola (Maite Aguilar), una adolescente de dieciséis años que vive junto a su familia en Villa Ballester (provincia de Buenos Aires), está planificando ir a estudiar de intercambio a Alemania. Lola lleva tiempo ahorrando para viajar junto a su amiga Tati (Gala Gutman), quien ya consiguió alojamiento en el programa de intercambio. Durante el verano, y mientras Lola estudia para aprobar las materias que se llevó del secundario, las dos amigas trabajan repartiendo volantes. Lola es optimista respecto a conseguir dinero y rendir los exámenes académicos pendientes. Lo que realmente se va oponiendo a su anhelo de ir a Alemania es el frágil estado de salud mental de su hermana Julieta (Miranda de la Serna).

Alemania, película ambientada en la década de los 90, coloca minuciosamente en la pantalla todos esos objetos y situaciones que construyen una coming of age de la década: walkman compartidos con la hermana; el atesoramiento de CDs; televisores con películas de época; cámaras filmadora familiares; y un montaje que narra por sí sólo los conflictos y contradicciones de la protagonista sin que tenga que explicarse todo desde el diálogo.

El trabajo de Maite Aguilar como Lola es de gran calidad interpretativa, especialmente porque la actriz tuvo como desafío interactuar con el resto de los personajes desde la expresión facial y corporal sobre todo. Lola aprieta el cuello y se aguanta de tragar saliva ante una madre que busca desalentar el viaje; sostiene una mirada tensa y nerviosa ante una hermana brotada; tiene movimientos a veces en falso mientras se besa con un galán adolescente; pedalea una bicicleta como si se tratase de un desahogo y grita con genuino pavor al subir a la montaña rusa.

El resto del elenco también logra interpretaciones sumamente sensibles y verosímiles, especialmente las de Ucedo y de la Serna. La interpretación de María Ucedo –quien por esta fecha se encuentra protagonizando el unipersonal de teatro El Rayo– como madre de Lola es de una gran verosimilitud respecto del rol ingrato que las madres juegan dentro de las familias. Por su parte, Miranda de la Serna interpreta el papel de Julieta con una potencia desgarradora y oscura, pero también logra distanciarse de la oscuridad de su salud mental para establecer complicidad con Lola y reír contagiosamente. Cuando de la Serna brilla, provoca que la caída a la angustia sea también más estrepitosa y dolorosa.

El valor estético y narrativo que construyen María Zanetti y Micaela Saiegh (dirección artística) dotan de identidad a los personajes y a la película misma. Y, sobre todo, logran instalar delicadamente las contradicciones entre perseguir los sueños propios y ese extraño sentido de responsabilidad que a veces hay al interior de las familias y que se parece bastante a la culpa. María Zanetti le da un tratamiento tan artístico a los problemas de salud mental y, por sobre todo, sincero, porque a veces, y con pesar, el amor simplemente no alcanza para curar el dolor del otro.



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