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La Sala Lugones abre su programación fílmica del 2025 con Andréi Tarkovski y Bela Lugosi


Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

La Sala Lugones del Complejo Teatral de Buenos Aires abrió su temporada 2025 con dos ciclos dedicados a figuras centrales (aunque opuestos) de la historia del cine. Por un lado, una retrospectiva integral de Andréi Tarkovski, que presenta sus siete largometrajes fundamentales en copias restauradas por los estudios Mosfilm. Por otro, un homenaje a Bela Lugosi, actor emblemático del cine de terror clásico, cuya filmografía no solo abarcó el género que lo consagró, sino también incursiones en el suspenso y la comedia. Esta programación ofrece un recorrido por dos estéticas y tradiciones cinematográficas opuestas, consolidando el espacio de la Lugones como un referente en la difusión del cine de autor y de culto.

Durante la conversación con Replicantes Revista, el programador de la Sala Lugones, Diego Brodersen, abordó tres aspectos clave de la programación: la selección de Tarkovski y Lugosi en función del interés del público y la diversidad cinematográfica, el trabajo de restauración y preservación detrás de las proyecciones, y la importancia de la experiencia en sala frente al acceso doméstico al cine. Asimismo, destacó el éxito en la preventa de entradas como una muestra del valor que el público sigue otorgando a la proyección en pantalla grande.

–¿Por qué Tarkovski y Lugosi?


–En el caso de Tarkovski, es un ciclo que venimos planeando desde hace tiempo. El año pasado, en la Sala Lugones realizamos un ciclo de cine clásico soviético restaurado junto con los estudios Mosfilm, que son estudios centenarios de la Unión Soviética, que ahora, obviamente, son rusos. Estos estudios tienen un programa de restauración de su acervo. Ese ciclo funcionó muy bien, con gran afluencia de público y funciones agotadas. Entre las ocho o nueve películas que proyectamos, incluimos Andréi Rublev (Tarkovski, 1966), y esas funciones se agotaron de inmediato. A partir de ahí surgió la idea de hacer una retrospectiva integral de sus siete largometrajes, cinco de los cuales fueron realizados en la Unión Soviética y forman parte de ese acervo de Mosfilm como copias restauradas. Y en el caso de Lusogisi es una figura importante del cine independiente de que en línea generales sólo se le recuerde por su interpretación del primer Drácula de la historia, y nos pareció una buena idea de dar cuenta de la variedad de sus actuaciones a los largo de las décadas, que si bien no fueron tantas porque no tuvo tantas posibilidades de que se conociera su talento por fuera de las películas de terror, mirando su filmografía es evidente que hay otros papeles que valen la pena destacar. Es el caso de su pequeño papel en Ninotchka.

–¿Cómo dialogan conceptual y estéticamente ambas propuestas?


–Conceptual y estéticamente las propuestas de estos dos ciclos son muy distintas. No creo que haya un diálogo directo entre ambas. Sin embargo, sí representan el espíritu de programación de la Sala Lugones, que, aunque no es necesariamente ecléctica, pero busca ser rica y diversa. Inaugurar el año con un ciclo dedicado a un gran autor cinematográfico como Tarkovski, uno de los nombres que siempre aparecen en las listas de los mejores directores de la historia, nos resultó interesante enlazarlo con un homenaje a una figura popular como Bela Lugosi. Si hay un diálogo es ese: la idea de que la historia del cine es rica y diversa y centrarse sólo en un aspecto no es positivo. Esa es la idea de la Sala desde que existe hace muchas décadas, y es lo que se intenta hacer todos los años, es decir, traer propuesta varias que atraigan a distintos públicos pero siempre pensando desde la cinefilia.

–¿Qué procesos de conservación, restauración, digitalización y archivística hay detrás de la programación y en qué formatos se proyectarán?


–Desde liego que nosotros trabajamos codo a codo con la Fundación Cinemateca Argentina, nuestro socio histórico e la sala. En el caso de Tarkovski, es importante destacar el rol de Mosfil en la restauración de sus cinco películas soviéticas, así como un trabajo similar realizado en el ciclo de clásicos del año pasado, ybtambién en algunos ciclos futuros que no puedo adelantar pero que ya están encaminados. Esto es un ejemplo de archivismo de restauración que consiste básicamente en una restauración cuadro a cuadro, tanto física como digital, a partir de los negativos originales. Luego se generan nuevos negativos para conservación. Y desde el punto de vista de la distribución internacional, ciclos como el de Tarkovski, cumplen un rol muy importante en la divulgación del acervo del cine soviético. Las películas se están exhibiendo en DCP, 4K, formatos digitales, 35mm y 16mm; y este año vamos a tener ciclos exclusivamente en fílmico, muchas de estas copias vendrán del extranjero.

–¿Qué valor tiene proyectar películas icónicas en una sala de cine frente al acceso digital desde casa?


–El valor de la proyección en Sala Lugones se ve claramente reflejado en el éxito de la preventa: las 20 funciones del ciclo de Tarkovski, cada una con 214 localidades, se agotaron antes de la primera proyección. Aunque muchas de estas películas están disponibles en formatos hogareños o incluso en plataformas, pero lo que gana acá es la experiencia de venir a una sala de cine: el formate grande, la pantalla grande, la sala a oscuras, y la experiencia colectiva. Muchas veces las palículas más exitosas en la venta de entradas son películas que son a priori muy fáciles de ver en términos de su acceso por otros medios. Por ejemplo, películas como Andréi Rublev o Solaris ganan una dimensión completamente diferente en pantalla ancha. Una cosa es verlas en un televisior de 60 pulgadas en el living de la casa y otra cosa muy distinta es verlas en una sala de cine en una gran pantalla con niveles de concentración que son distintos. Esto refuerza la idea que guía nuestra programación: “El cine en el cine” y honramos esa idea.

Acá puedes acceder las programaciones de los ciclos de Andréi Tarkovski y Bela Lugosi.



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