
Texto y dirección: Verónica Schneck. Intérpretes: Sol Cintas, Solana Pozzi, Nicolás Vivante, Gonzalo Albanese, Camila Noga, Daniela Guerci, Luciana Lamoglia, María Eugenia Molinuevo, Camila Rosas. Operación técnica: Mariano Basile. Diseño de iluminación: Ricardo Sica. Teatro: Teatro Beckett (Guardia Vieja 3556; CABA). Funciones: Viernes 22:30 horas. Duración: 60 minutos.
Por Javiera Miranda Riquelme
Luego de declararse en quiebra, el patrón de una fábrica textil les tira las llaves a sus trabajadoras y abandona su fábrica dejando atrás deudas y trabajos por entregar. Las trabajadoras y trabajadores de la planta quedan solos, sin patrón. Tiempo después, y ante una inminente orden de desalojo que se llevará a cabo dentro de pocas horas, las y los trabajadores deciden organizar la resistencia al operativo judicial y policial, a la vez que siguen cosiendo en sus máquinas.
Overlock, obra de teatro escrita y dirigida por Verónica Schneck y que surge como proyecto de graduación de la Licenciatura de Actuación en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), toma algunos acontecimientos reales en torno a la quiebra de la fábrica Brukman del barrio de Once (CABA) para construir una ficción fuertemente anclada a la intertextualidad del teatro del absurdo.
A lo largo de la obra, las trabajadoras van fundiendo el conflicto material de sus circunstancias (la quiebra y el inminente desalojo) con el conflicto de corte existencialista (es decir, los conflictos planteados por la corriente francesa de la escuela filosófica de Sartre, Camus y compañía) que plantea el presunto desamparo de no tener patrón, como quién se queda sin dios. Esta intertextualidad se construye a través de referencias textuales y representativas en torno a la obra “Los días felices” de Samuel Beckett.
La representación del edificio de la textil y la relación que los personajes mantienen con el adentro y el afuera de la fábrica construye una idea de búnker, un terreno tomado y amenazado por la decadencia desoladora de la crisis del mundo, (es decir, la Argentina de los 2000), estableciendo un paralelismo con la devastación casi post apocalíptica que realiza Beckett en un contexto de post Segunda Guerra Mundial.
Pero Overlock no sólo utiliza la intertextualidad para representar escenas beckettianas, sino que también y principalmente para establecer paralelismos respecto de la angustia entre los personajes de ambas obras. Tanto los personajes de Los días felices como las trabajadoras textiles de Overlock tienen que ocuparse de tareas que le permitan darle un propósito a sus propias vidas en un contexto de crisis. Así como Winnie (el personaje beckettiano semienterrado en un montículo de tierra), ante la ausencia de dios busca sentido a su propia existencia aferrándose a pequeñas rutinas, los trabajadores y trabajadoras textiles se aferran a la producción de la fábrica que, si bien tienen un objetivo concreto (terminar los pedidos de clientes para pagar las deudas de la fábrica y seguir sosteniendo sus puestos de trabajos), se presentan también como mecanismos de defensa ante la tensión y la amenaza del afuera. Algunos trabajadores se aferran a sus máquinas de coser porque de lo contrario tendrían que enfrentarse a la angustiante posibilidad de perder su identidad productiva, pasar a ser un desocupado.
El abandono del patrón es al mismo tiempo ambivalente. Se fue tirándole a las trabajadoras las llaves, pero deja atrás una fuerza espectral, una memoria fantasmal de lo que fue y que atormenta a una de las trabajadoras. El deterioro físico y mental de los abusos del pasado.