Bajo los dictámenes del antojo y el placer, Juana Molina y Mario González fundaron en 2021 Sonamos, un sello dedicado a editar en vinilo la obra de artistas pasados y presentes. Inauguraron con Segundo, precisamente el segundo disco de Juana, y siguieron con Musicasión 4 ½, una obra precursora del candombe beat, registrada a comienzos de los años 70, con grabaciones de El Kinto y Diana Denoir, entre otros. La bandeja siguió girando y el sello celebró dos nuevos lanzamientos recientes con un placentero y compacto festival este miércoles, en el Galpón B, ubicado en el corazón del barrio de San Cristóbal.
El motivo -la excusa perfecta- fue la aparición de los discos de Simples -banda integrada por González, refundada como Camueira- y Carolo, el proyecto solista de Carola Zelaschi, disponible en las plataformas digitales desde 2023 y que ahora se da a conocer en formato físico.
La apertura del evento estuvo a cargo de Mot Ros, la banda de rock que componen Diego López de Arcaute -habitual dupla de Juana en la batería- y Sebastián Crubar; y de Victoria Brion, recién llegada de Uruguay, a solas con su piano, su micrófono y su voz, en un hermoso set que el cliché -justificado y difícil de esquivar- denominaría intimista.

Las palabras de bienvenida y el agradecimiento de los músicos revelaron la emoción que envolvía al evento. Entre el público que pobló el lugar cirulaban varios de los involucrados en las producción de las obras homenajeadas, los curiosos de siempre y los familiares de los propios músicos, en este atípico emprendimiento que no tiene otra finalidad que poner en valor aquella música que conmueve a sus promotores.
Finalmente, llegaron los actos principales, Camueira y Carolo.
Los remozados Camueira -con cambios de integrantes y ampliados a quinteto- despidieron el álbum homónimo de lo que alguna vez fue el trío Simples, un disco que ve la luz “luego de varios años, de cinco prensadas falladas y otras vicisitudes”, según el relato de Mario González, cofundador de la banda. Camueira mostró una lectura renovada y elegante del rock progresivo, con elementos de jazz y música popular rioplatense.
Juana Molina, además de oficiar de anfitriona, ofreció un módico y perfecto DJ set -”pasó música” se dice en castellano-, antes de que Carolo, el proyecto unipersonal de Carola Zelaschi, ocupara el escenario. Atrincherada detrás de una batería que parecía una nave espacial Apolo, Zelaschi -baterista de Lucy Patané, Blanco Teta e integrante, junto a Patané, del dúo experimental Metepúa- inyectó vigor y baile a la noche. Conectada a la NASA a través de sus auriculares, Carolo toca y canta montada en loops, samples y pistas, hilvanando canciones ásperas y pesadas, con mucho groove. Apenas 30 minutos alcanzaron para que lo diera todo, incluido algún tema nuevo. “El mejor lanzamiento que hicimos hasta ahora”, la elogió González.
Y llegarán nuevos caprichos para celebrar.
