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Vuelve El Zoo de Cristal: Entrevista a Ingrid Pelicori y Malena Figó | Por Javiera Miranda Riquelme
Teatro Vuelve El Zoo de Cristal


Dramaturgia: Tennessee Williams. Versión: Mauricio Kartun. Dirección: Gustavo Pardi. Actúan: Malena Figó, Ingrid Pelicori, Agustín Rittano, Martín Urbaneja. Diseño de vestuario: Julio Suárez. Diseño de escenografía: Cinthia Chomski. Diseño sonoro: Silvina Aspiazu. Música original: Silvina Aspiazu. Diseño De Iluminación: Horacio Novelle. Asistencia de dirección: Carolina Krivoruk. Dirección de arte: Stella Maris Santiago. Funciones:  Sábados 30 de noviembre, 7 y 14 de diciembre y domingos 1, 8 y 15 de diciembre. 19:oo horas. Sala: Centro Cultural Borges. 

Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

El director escénico Gustavo Pardi vuelve al teatro Hasta Trilce con El Zoo de Cristal, una obra maestra del teatro del siglo XX del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams. El texto cuenta con la adaptación del escritor argentino Mauricio Kartun, y un elenco de lujo que logra reconstruir esa atmósfera de abandonos, frustraciones, soledades y opresiones.

Ambientada durante la gran depresión económica que provocó la crisis de Wall Street de 1929, Tennessee William escribe en 1944 el Zoo de Cristal, una obra con una gran impronta autobiográfica que relata la inquietante atmósfera familiar de un hogar del sur de Estados Unidos.

Es sin embargo una atmósfera que seduce. La escenografía, la utilería, la música y el vestuario de la obra, así como los idearios de los personajes y las características sociales en las que están envueltos remiten a imágenes que no están sobre escena pero que desde las butacas es posible reconstruir: la arquitectura descuidada del Barrio Francés de Nueva Orleans, el clima caluroso y húmedo a un costado del Misisipi, y la bohemia variopinta de la cuna del jazz.

En este marco Tennessee Williams escribe un drama familiar y confesional presentado por Tom (Agustín Rittano), un joven pero triste trabajador que hace malabares para convivir con Amanda (Ingrid Pelicori) una madre controladora y dolida por el abandono de su esposo, y Laura (Malena Figó), su frágil y querida hermana. Amanda, bajo su propio concepto de amor filial, trata de controlar las vidas de sus hijos. En este intento de sostener las demandas de su madre Tom llevará de visita a casa a Jim O’Connor (Martín Urbaneja). La visita de Jim responde al deseo de Amanda de encontrarle un esposo a su hija Laura.

Los personajes femeninos en la obra de Williams toman especial relevancia a lo largo de toda su producción dramatúrgica a veces como proyección de las mujeres de su familia, a veces como metáfora de la violencia contra aquellos que son percibidos como los débiles de la sociedad.

La puesta en escena de Pardi es meticulosa especialmente desde la dirección de las actrices, quienes logran una composición llena de contradicciones y ambivalencias que mueven la acción dramática en un compás constante y con bemoles que suman mucha tensión. Además, el elenco de Pardi es poético porque Ingrid Pelicori, quien interpreta a esa intensa Amanda, en 1992 y comienzos de 1993 interpretó el papel de la vulnerable Laura bajo la dirección escénica de Hugo Urquijo. Una suerte de subversión dramática en la historia del teatro independiente argentino.

Javiera Miranda: Interpretaste el papel de Laura en El Zoo de Cristal  ¿Cómo recuerdas esa experiencia?

Ingrid Pelicori: Interpreté Laura junto a la gran Inda Ledesma, los hermosos y queridos Hugo Soto y Mario Pasik. Y es una experiencia que no me canso de agradecer. Fue un espectáculo entrañable, obtuvimos numerosos premios, y para mí, fue entrar a la obra desde el lado de este personaje frágil, extremadamente sensible y vulnerable, y por lo tanto, en aquel momento, la obra me parecía sobre todo un homenaje al diferente, al bello tesoro que puede esconder el diferente detrás de sus inhibiciones y sus debilidades”, dice Ingrid.

JM: ¿Cómo fue reencontrarse con la obra desde el papel de Amanda?

IP: Ahora, cuando tuve el privilegio de encarar a Amanda, el primer problema era correrme de la huella que había dejado en mí el trabajo de Inda Ledesma. Pero claro, al poner el propio cuerpo, al hacer resonar esos textos en mí, con mi propio mundo, todo se fue organizando en otra dirección. Lo mismo me pasó con la Laura de Malena Figó. Un personaje no es algo que exista a priori de modo definitivo, es cada vez un encuentro entre eso que está en el papel, y todo lo que cada actor o actriz deja resonar de sí mismo, y por ese encuentro surgen y se expresan cada vez nuevas posibilidades que estaban allí escondidas. Y en ese sentido fue hermoso ver cómo Malena se fue encontrando con Laura, y cómo  florecía allí un ser hermoso, tierno, contradictorio, seguramente muy distinto al que yo lo había encarado, porque somos personas distintas, pero también porque es otro momento del teatro, del país, y del mundo. Y también es con esos contextos, que cada obra termina por conformar una lectura, una resonancia diferente, un espectáculo particular.

JM: ¿Cómo ha sido trabajar con Malena Figó en ese papel que tuviste la oportunidad de interpretar, el de Laura?

IP: Ahora, haciendo Amanda en este momento nuestro de gran crisis económica y social, se me vuelven muy actuales los contenidos sociales de la obra, en cuestiones como el temor por el futuro -en particular por el futuro de los hijos-, el precio por perseguir los propios sueños, la nostalgia de los paraísos perdidos, la apuesta por los deseos irrenunciables. Y también hay mucho espacio para el humor, porque podemos reconocernos en algunas de sus actitudes desesperadas y desesperantes. Es una obra tan bella, tan poética y tan profunda, que según dónde uno haga foco, se revelan nuevos, infinitos aspectos de la condición humana. Y por eso es un clásico. 

El papel que había sido interpretado por Pelicori en los noventa, ahora es interpretado por Malena Figó con expresividad, y logra hacer de Laura un personaje que, aún con su fragilidad, va tomando discretamente hacia el final de la obra una certera posesión del espacio.

Javiera Miranda: ¿Cómo era tu relación con la obra de Tennessee Williams? ¿Cómo es que el rol de las mujeres que construye Williams a lo largo de su obra te ha llegado a interpelar?

Malena Figó: Mi relación con la obra de Williams viene desde hace muchos años. A los quince años empecé a estudiar en el taller de Agustín Alezzo y a los dieciséis empecé a leer a Williams y ese mundo me atrajo mucho. Primero por sus personajes mujeres. Las mujeres de Williams tienen un sello porque pueden ser volátiles y fuertes.

A los diecisiete años en el taller de Alezzo hice una escena de los personajes de Laura y Jim de El Zoo de Cristal. Yo era muy chica y recuerdo que había encarado al personaje de Laura de otra forma. Con Alezzo también hice Un largo adiós (1940) interpretando a un personaje que pasa desde algo idílico de la juventud al sufrimiento del paso de los años y ser prostituta. Después estuve en Dulce pájaro de juventud (1959) que la dirigió Oscar Barney Finn y me encantó interpretar a un personaje débil con un padre fuerte que, desde el dolor, se emborrachaba y se enfrentaba. 

JM: ¿Con qué desafíos te encontraste al momento de interpretar el papel de Laura?

MF: Laura  tantos años después es un regalo porque es una obra que yo he estudiado y amo desde que conocí a Williams. Él conoce muy bien el alma femenina porque sus personajes siguen estando vigentes. Para un actor hacer una obra de Tennessee Williams es un regalo en estos tiempos, y también es tan vigente. Esta familia de la obra pasa por una crisis donde la madre quiere salvar a sus hijos para salir adelante y a veces ese amor los destruye. Creo que la madre quiere que Laura salga al mundo pero lo hace de una manera muy cruel. 

Yo fui por los detalles, por la personalidad de Laura, su sensibilidad. Después fui por lo físico del personaje.  Quería bucear en sus debilidades, en sus fortalezas, en lo que le pasaba con su madre, su hermana y qué le pasaba con este candidato (a esposo). Y a partir de trabajar en escena con el personaje de Jim me di cuenta que ella se divierte. En esa escena que yo había hecho a los diecisiete años, ahora noto que ella se divierte, que es probablemente el momento más feliz de Laura porque pudo conectar con alguien, y eso lo entendí ahora. Uno crece en la vida y eso se refleja en el escenario. Tus amores, dolores, fracasos, éxitos. Pasas a pisar más fuerte en la vida y entonces pasas a pisar más fuerte en el escenario. 

JM: ¿Cómo ha sido trabajar con Ingrid Pelicori en el rol de madre considerando que ella interpretó años atrás a Laura?

MF: Trabajar con Ingrid es una bendición. Es una actriz que todo el tiempo está investigando y proponiendo cuestiones de la obra que fueron creciendo con ella. Conocía muy bien la obra porque la trabajó con Hugo Urquijo y conoce el inglés, entonces también sabe cosas del texto original. Ella hace una composición magnífica y ha sido muy generosa y amorosa en el trabajo y lo personal. Estoy muy agradecida de ver referentes como Ingrid que luchan como muchos por el teatro independiente. También con  Agustín Rittano, a quien admiro mucho como actor;  con Martín Urbaneja que hace un Jim increíble y cálido; y con Gustavo Pardi que nos condujo desde el primer día con tanta confianza porque es lo que un director debe darle a los actores para que puedan crear.



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