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El violoncellista Claudio Peña musicaliza la proyección Nosferatu en la Biblioteca Nacional | Por JMR


Replicantes Revista entrevistó al compositor

Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

El violocellista y compositor argentino Claudio Peña presentará en vivo la composición musical que creó para la película Nosferatu, que se proyectará en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional este 27 de marzo a las 19 horas.

Peña ha sido creador y director de “100 cellos”, evento que se realiza todos los años en la Biblioteca Nacional, y ha sido galardonado por sus composiciones para teatro en los premios María Guerrero y Luisa Vehil. Actualmente es el músico de la obra teatral Habitación Macbeth de Pompeyo Audivert, siendo un pieza fundamental en la creación de las atmósferas inquietantes que hacen a la progresión dramática.

–¿Cómo surgió la propuesta?

–Como todo compositor somos de tener idea repentinas cuando caminamos o leemos. Quería hacer una obra porque la mayoría de los músicos que tocan para películas clásicas mudas lo hacen improvisando y yo quería componer, dando un paso más allá.

–¿Cómo fue el proceso de composición para Nosferatu?

–Yo desde hace tiempos uso un sintetizador que también tiene un piano y tengo el violoncello aparte, y mezclo esas dos cosas, algo muy acústico como violoncelo y lo demás de índole más electrónico, con efectos. También incorporé algunas cosas 3D para la puesta en vivo. El proceso es escena por escena, acto por acto. Murnau es muy claro en su forma de narrar la película y eso hace que para mí también sea fácil seguirla. En general creo que uno cuando ve algo musical para algo piensa en  la totalidad. Primero vi toda la película a nivel sonido y después tracé algunas maquetas y las terminé.

–¿Qué búsquedas y atmósferas hacen a esta composición?

–No hace mucho tiempo estudié jazz contemporáneo, y aprendí unas escalas que para el violoncello son raras porque somos más de música clásica, y logré una síntesis, una escala octafónica que a mí me gusta y la vengo probando en distintas obras que estoy haciendo. Y aprovechándome de ese material que es un mundo de acordes y sonidos que me gusta y que puedo utilizar y crear la atmósfera que quiero, empecé a escribir partes para piano y después escribo la parte del cello. Dentro de las formas de los músicos, hay músicos que son rítmicos, hay músicos que son melódicos, otros muy cerebrales, otros ruidistas, y yo creo que mi característica normal es la atmósfera. No sé por qué. Creo que naturalmente me sale eso: cambiar el estado de ánimo de una habitación o una sala de teatro. Como cuando uno rompe el hielo en una pelea. Detecto esas cosas y lo utilizo en mi composición.

Hace muchísimos años hice películas en un ensamble, en televisión para Canal 7, en el MALBA, en la Usina del Arte, pero siempre eran grupos de improvisación. Y como a veces a mí me gusta estar en contra de la ola, me quedaron las ganas de componer algo que sea siempre más o menos lo mismo. Igualmente tiene partes improvisadas pero la obra es la obra. 

–¿Cuál es tu interés por el expresionismo alemán y en Nosferatu en particular?

–Estas películas son increíbles, son joyas de la humanidad. Uno apreta play y aparecen unos actores terribles, una fotografía tremenda. Cada escena es un cuadro. Son bellísimas y cuando las veo no me siento extrañado, me siento contento de poder estar al lado de esa película y esos actorazos tocando. No tengo una situación de distancia, sino la sensación de estar incorporado a la película.



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