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Marcos Krämer: «Hay un parámetro parecido entre la precariedad del trabajo doméstico y la precariedad del trabajo artístico» | Por JMR


24/08/2025

El investigador y curador Marcos Krämer explora en “Algunos oficios” la precariedad laboral como espejo de la práctica artística

Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

Marcos Krämer se formó como licenciado en Historia del Arte en la Universidad de Buenos Aires. Llegó a la curaduría entre 2016 y 2017, poco antes de integrarse al equipo del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Es curador de la muestra Algunos oficios. Arte, trabajo y precariedad en Argentina que se expone en el Parque de la Memoria en el marco de la Bienalsur 2025. También curó las Lluvia Ácida en el Centro Cultural Recoleta,y Dormir sobre un volcán en el Museo MARCO de La Boca. ambas aún abiertas al públco.

“Yo no soy curador, trabajo como curador. Estudié Historia del Arte y escribo poemas. Pero no soy curador, no soy historiador del arte, ni soy poeta”, afirma.

–Sí, como dicen los analistas: practico el psicoanálisis, pero no soy psicoanalista.

–Exactamente. Ser y hacer son cosas muy distintas. Hace siglos abandonamos la idea de que el ser y la identidad son lo mismo. No quería ponerme solemne con esto, pero para mí la curaduría es el lugar donde se encuentran la investigación académica más rigurosa, la escritura y la capacidad de pensar a través de imágenes. Hay amplios límites donde la creatividad se pone en juego, y también hay un costado que satisface otras urgencias mías: la educación. Fui educador del museo durante diez años, en distintas instituciones, y entiendo que poder plasmar hipótesis sobre las imágenes al público es una de las herramientas más interesantes de la curaduría. Como decía Marcelo Pacheco, hace más de veinte años hay nuevas formas de descubrir la historia del arte. Por eso termina cubriendo múltiples perspectivas.

–¿Por qué el tema de la precariedad laboral?

–Era un proyecto que venía desarrollando como investigación en Barcelona. Aunque estaba lejos, me tomé un año y medio en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona para profundizar el tema, que venía pensando desde hacía años. Presenté el proyecto a la convocatoria abierta de Bienal Sur y, cuando regresé —creo que en agosto o septiembre del año pasado— me informaron que había sido seleccionado. Puse como lugar de preferencia el Parque de la Memoria, porque conozco su historia y lo valoro profundamente. Sé que es, era y seguirá siendo, espero, el espacio indicado para abordar estos temas, más laterales dentro del circuito artístico tradicional y de las exhibiciones.

–¿Cómo fue el proceso de curaduría?

–Forma parte de una investigación más amplia sobre la representación del trabajo en el arte contemporáneo entre 2000 y 2023. Para Bienal Sur decidí hacer una selección más específica, urgente y necesaria sobre la precariedad laboral dentro de esa investigación. Elegí este tema porque era el más acuciante y, quizás, el menos explorado en exposiciones. Me centré en quienes sufrían la precariedad con mayor intensidad, al borde de la marginalidad.

–¿Cómo seleccionaste las piezas?

–Cuando trabajás curatorialmente sobre un tema y luego rastreás el universo de imágenes, hay que ser cuidadoso: la exhibición no debe decir más que lo que ya expresan las imágenes. Esto permite que el arte hable por sí mismo sobre la precariedad laboral. Al reunir las piezas, identifiqué tres grandes universos en la exposición.

El primero incluye los trabajos precarios que vemos diariamente en las ciudades: desde la construcción hasta el delivery por plataformas digitales, pasando por la venta ambulante, e incluso el cartoneo, que ocupa un lugar casi iniciático en la exhibición.

El segundo núcleo se relaciona con la precariedad en el trabajo doméstico y artístico: tareas que ocurren en domicilios o talleres. Desde fines de los años 90, en el post-fordismo, el artista funciona casi como un emblema del emprendedor.

El tercer grupo es más propositivo: la precariedad entendida desde el trabajo artesanal, que, en contraste con la cultura artística dominante o la alta tecnología, permite releer y resignificar las prácticas de manera casi positiva.

––¿Qué devolución has recibido?

–En general ha sido positiva, destacando la relevancia del tema. Los artistas que forman parte de la exhibición o la han visitado se sienten reconocidos como trabajadores del arte. Hasta ahora, no he conversado con trabajadores de Rappi, cartoneros, obreros de la construcción, manteros o trabajadoras domésticas que hayan visto la muestra, pero espero que ocurra; sería muy valioso para mí.

–¿Cómo se relacionan esta muestra con Lluvia Ácida? Ambos proyectos parecen mirar desde un margen crítico.

–Sí, comparten ciertos signos. Quizá no poéticos, pero sí sociales y políticos. Ambas adoptan una lectura diagonal de los contextos. Lluvia Ácida pone en valor producciones históricas no ligadas al arte contemporáneo, como la historieta y el cómic, mientras que Algunos oficios aborda deliberadamente un tema poco explorado, fruto de una investigación iniciada desde cero. Ahí radica un punto en común.

–¿Tienes un repositorio intelectual propio al que recurres? ¿Qué autores o corrientes consultas?

–Desde todo: política, filosofía, arte. Como fuentes teóricas, siempre vuelvo a las críticas marxistas del Capital, que funcionan como base sólida. Aunque no estoy formado específicamente en eso, alimenta mi lectura de imágenes, contemporáneas o históricas. También recurro a textos de los últimos quince años, necesarios para estos temas tan recientes.

–Has publicado tres libros, ¿no?

–Sí. Uno combina ensayo, crónica y entrevista, publicado hace diez años, sobre un artista muy particular de San Pedro, Buenos Aires, que trabajó casi en paralelo a la nueva figuración y es amigo de Felipe Noé. Actualmente vive recluido en su casa-museo en San Pedro. Hice varias entrevistas para develar quién era y por qué hacía lo que hacía. Los otros dos libros son de poesía: Mínimo vital y móvil (2018) y Obra Social (2021). Estoy preparando otro libro de poemas que aún no logro terminar.

–¿Dónde se consiguen?

–El primero ya no se encuentra; quizás alguna copia en Milena Cacerola, la editorial. Mínimo vital y móvil, editado por Santos Locos, sigue circulando en algunas ferias. Obra Social, publicado por Borde Perdido, editorial de Córdoba, todavía puede conseguirse en algunas librerías.

–Los títulos también se relacionan con el trabajo.

–Sí, intento no ignorar las condiciones materiales en las que vivimos y en las que muchos han vivido en los últimos años.

Puedes visitar Algunos oficios. Arte, trabajo y precariedad en Argentina de martes a domingos y feriados de 11h a 17h en el hasta el 12 de octubre en el Parque de la Memoria (Av. Costanera Norte. Rafael Obligado 6745. CABA). Entrada Libre y Gratuita.



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