musica
Julieta Laso: «Creo que es un momento en el que hay que estar en la calle» | Por Javiera Miranda Riquelme


La artista estará cantando todo los jueves de marzo
en la sala del Torquato Tasso

Por Javiera Miranda Riquelme
@javieramirandariq

Juli Laso se formó en artes escénicas y, luego de un período de crisis, digamos, existencial, se inició sin mucha fe en sí misma en las artes musicales a través del tango. Su escepticismo quedó rápidamente desmentido cuando comenzó a destacarse por su voz grave, desgarradora y vibrante, y su despliegue feroz y potente, pero también vulnerable y ansioso, sobre el escenario. Un canto performático, como en los orígenes del género, pero con una cadencia sensual, explosiva, acaso punk.

Comenzó cantando junto a las guitarras de Leandro Angeli, Germán Montaldo y Juan Otero, y luego se incorporó como voz en la Orquesta Típica Fernández Fierro. Apócrifa o no, la anécdota cuenta que el director de la Fernández Fierro y vecino suyo, Yuri Venturín, la escuchó cantar desde su casa y la invitó a incoporarse a la orquesta. A partir del 2018, Laso sacaría su primer disco solista y, desde entonces, ha viajado por el continente llevando el tango a otros países, pero colaborando también con otros artistas latinoamericanos e incorporando nuevos géneros musicales como el vals y el bolero. En su último disco, Pata de Perra, ya no hay tangos. Pero siempre vuelve a él.

Además, la crisis de antaño con el teatro tuvo un plot twist y recientemente terminó de actuar y cantar nada más ni nada menos que en el Teatro Nacional Cervantes, en la segunda temporada de la obra Las lágrimas de los animales marinos del clown, dramaturgo y director teatral Toto Castiñeiras.

En el marco del 30 aniversario de la mítica sala de música Torquato Tasso del barrio de San Telmo, Juli Laso se presentó el pasado jueves 6 de marzo con un repertorio tanguero, folclórico y popular, aunque, hay que decirlo, cerró la velada con una interpretación excitante de una canción de Los redondos. Una canción sobre bares, por supuesto. La velada formó parte de un ciclo de música en el que se podrá escuchar a Juli todos los jueves de marzo antes de que (amenaza suya) se vaya de gira por el continente.

Replicantes Revista entrevistó a la artista sobre su vínculo con el tango, su relación con el público de Chile, su activismo político por la causa palestina y sus próximos proyectos.

Julieta Laso en la primera jornada del ciclo en la sala Torquato Tasso con Juan Otero, Germán Montaldo y Leandro Angeli en guitarras,
y Matías Furio en batería y Percusión

-¿Cómo viene este ciclo en el Tasso? ¿Qué vamos a escuchar?

–Son mis primeras fechas del año en Capital y, por un rato, las únicas, porque después voy a viajar a Chile, a México, y estoy grabando discos. Entonces, son las cuatro oportunidades que hay, son esos cuatro jueves de marzo, en el Torquato Tasso. Vamos a hacer un repertorio con mi último disco, Pata de Perra, que es un disco grabado en Chile, producido por Macha Asenjo, pero también van a haber temas del disco anterior, Cabeza Negra, y algunos temas nuevos que no están grabados. Voy a estar con Leandro Angeli, Germán Montaldo, Juan Otero en guitarras, y Matías Furio en percusión, el grupo que me acompañó al inicio de mi carrera y con quienes nos reencontramos. Y lo principal es que, por un rato, no vuelvo a tocar en la Ciudad de Buenos Aires porque voy a estar de gira.

–Vas mucho a Chile. Hace poco te vi en redes sociales con una polera (remera) de la cantante chilena Cecilia «La Incomparable» ¿Cómo es tu relación con Chile?

Pata de Perra es un disco que fue grabado todo con músicos chilenos. Vengo de presentarlo allá en Viña del Mar y en dos funciones en Santiago que fue espectacular. La idea ahora es presentarlo en México. Mi relación con Chile es desde antes de que saliera este disco y va creciendo cada vez más. Amo ir para allá, amo ir a Valparaíso. En Chile tengo muchos amigos y la última vez que fui fue muy emocionante cómo me recibieron. A veces me siento más querida en Chile que en Argentina. Igual acá también me quieren (risas). Pero es impresionante lo que me pasa allá. Por ejemplo, vino a un show la hija de Víctor Jara y nos abrazamos. Fue muy hermoso.

–¿Cómo fue el proceso de grabación de Pata de Perra?

–Era el final de la pandemia y Chile estuvo cerrado mucho tiempo, así que yo no podía ir, con lo cual Macha grababa con los músicos allá. Guido Nisenson es un sonidista argentino muy importante. Él fue muy importante para el disco porque grababa allá y después venía a Buenos Aires y grababa yo. Vicentico grabó en Buenos Aires, La Dame Blanche grabó en México y el resto todo se grabó en Chile. Es loco que recién pudiera presentar el disco hace unos meses. Había muchos temas que yo no conocía. Olvidarte nunca de Los Golpes (Chile), no lo conocía.

–Hay algo de tu relación con Chile que se ve reflejado en Pata Perra, que tiene que ver con revivir canciones de viejos artistas, como lo hace Macha Asenjo pero también Álvaro Enríquez o Los Bunkers, y que pertenecen a otros géneros como el bolero. ¿Cómo ha sido tu transición del tango a estos nuevos géneros musicales? 

–En realidad, a mí me gusta mucho el folclore latinoamericano desde que soy muy chica. Me encanta el vals peruano y muchas cosas que se hacen en Chile. Eso estuvo en mi vida y, de alguna manera, yo me siento una cantante popular latinoamericana. Cada vez más quiero incluir esa música en mi repertorio. El tango es como mi género madre y siempre va a estar. Pero yo soy una amante del continente y ese es el lugar donde más me interesa estar. Pata de Perra es el primer disco sólo de folclore latinoamericano, aunque en los discos anteriores tampoco hago sólo tango. Me defino como una cantante popular latinoamericana.

A la izquierda, Julieta Laso en el bar Cinzano en la ciudad chilena de Valparaíso. A la derecha, Julieta con una remera de la artista chilena Cecilia «La Incomparable«

–Sin embargo, una vez contaste que te iniciaste en la música porque Nahuel Ruscio te propuso hacer tango y más tarde confesaste que si esa propuesta hubiese sido la de cantar cualquier otra cosa no te hubieses animado ¿Qué hay en el tango que te permitió pasar de las artes escénicas a iniciarte en la música? 

–En realidad a mí me encantaba cantar en mi casa, pero nunca me hubiese imaginado que tenía condiciones para ser cantante.

–Conociendo tu voz, suena absurdo…

–Ni siquiera cantaba en los asados familiares. No era algo a lo que pensara dedicarme. Y Nahuel Ruscio un día me escuchó cantar para una obra de teatro y me dijo “Juli ¿por qué no probás cantar tango?”. Lo primero es que me identifico mucho con el tango porque es mi folclore. Y segundo, sentí que había algo en el timbre de mi voz con lo que podía probar y cantar tango. Tampoco es que me tenía mucha fe (risas). Yo venía medio golpeada por la vida, entonces dije “voy a probar, pero me tiene que parecer que realmente puede andar, porque no quiero ilusionarme con algo que no va a funcionar”. Igual es difícil todavía. Hago esto hace 15 años y todavía estoy peleando. Tengo el privilegio de vivir de esto, pero no puedo quedarme tranquila. Pero sí, creo que no me hubiese animado de ninguna manera a entrar en la música si no hubiese sido con este género que, además, lo sentía muy cercano por mi amor a muy temprana edad con Tita Merello. No creía mucho en mí, la verdad. Y tampoco tanto ahora (risas).

Ph: Mariana Leder Kremer

–Hace unos días le brindaste apoyo a Mon Laferte en una polémica que tuvo en Chile donde se le cuestionó su incursión en las artes visuales por ser más conocida en la música, como si un artista no pudiese ser multidisciplinario. Tú pasaste del teatro a la música ¿Cómo te defines como artista?

–Yo soy muy, pero muy admiradora de lo que hace Mon Laferte. Me parece una de las artistas populares latinoamericanas más importantes en este momento. Y la banco a muerte (risas). Por otro lado, yo me considero sobre todo una artista inquieta porque me aburro muy fácil. Me gusta estar probando distintos formatos. O sea, no se me da por hacer pop (risas), pero sí, soy inquieta.

–¿En qué estás trabajando ahora?

–Estoy ya haciendo un disco que me tiene muy feliz. Mi próximo disco solista es con el Maestro Melingo. Yo soy muy admiradora de él desde muy chica, y desde que empecé a cantar que yo quería cantar con él. Y diez años más tarde me llamó. Le dije que hiciéramos un disco con canciones de él que me marcaron mucho. Se va a llamar Tangos Bajos, y es un disco que creo que tiene mucho que ver con quien soy y lo que hago ahora. Ya estamos grabando.

–Ahora cuando termines tus funciones en Las lágrimas de los animales marinos en el Teatro Nacional Cervantes ¿Vas a volver a Salta en algún momento?

–Está complicado. Lo que más me costó de participar en Las lágrimas de los animales marinos fue que tuve que estar ocho meses seguidos en Buenos Aires y no me gustó. Me gusta mucho estar en Salta. Pero en Salta yo no tengo trabajo. En estos tiempos tan difíciles a nivel económico que estamos atravesando con este gobierno criminal, está difícil poder irme a Salta. O sea, cuando tenga una semana libre me voy a ir, pero no va a ser más que eso. Tengo que laburar.

–¿Te amigaste definitivamente con el teatro?

–Yo amo el teatro con toda mi alma de siempre. Tuve una mala experiencia en la juventud y me peleé en un momento, pero duró poco. Ahora que termine con las funciones, que no me permitían ir a ver nada, estoy desesperada por ir a ver todo lo que hay en teatro. Este país es una maravilla culturalmente. Estoy esperando tener los fines de semana libres para ir a ver un montón de obras que ya las tengo todas anotadas.

Julieta Laso actuando en Las lágrimas de los animales marinos del director Toto Castiñeiras en el Teatro Nacional Cervantes.

–¿Dónde encuentras la vida del tango cuando no estás en Buenos Aires?

–A mí me encantan las fiestas populares que hay en el norte. Tengo la suerte de ser muy amiga de Mariana Carrizo, la coplera más grande que hay, y ella me lleva mucho a festivales, y también hacemos tertulias. Hay una milonga muy linda también en Salta que me encanta. Y todo lo que es encuentro popular y sobre todo en este momento que es todo tan triste y tan desolador, yo voy. Por ejemplo, voy a las manifestaciones por causas sociales. Pero en realidad ya últimamente estoy yendo porque son los únicos momentos en los que respiro para encontrarme con las personas. Y la fiesta popular entra dentro de eso. Creo que es un momento en el que hay que estar en la calle. No me refiero sólo a manifestaciones, en las que siempre hay que estar. Creo que sólo cuando estás en comunidad sentís una sensación de esperanza, de fuerza y de ganas de vivir. Estar encerrado, estar solo, y quedarse en la casa es muy peligroso. Por lo menos yo en este momento, más que nunca, estoy en la calle, las fiestas populares, y los conciertos.

–Eres una artista temeraria, no sólo desde tus disciplinas, sino que también desde tus posiciones políticas. Apoyas abiertamente la causa palestina, por ejemplo ¿Cuál es tu idea respecto del rol político que deberían tener los artistas y qué piensas de los artistas que se hacen los boludos?

–Justo la causa palestina es la causa que a mí más discusiones, peleas y problemas me trajo. No son sólo los artistas los que no dicen nada sobre el genocidio. En general nadie habla del tema y el que habla lo justifica. Eso a mí me causó un dolor que no me causó nunca nada hasta ahora. Una desilusión total de la humanidad. Todo lo que yo creía que estaba mal y que creía compartía con mis pares se desmoronó. Intento no levantar el dedo y señalar a nadie, aunque me sale también. Estoy muy desilusionada de la humanidad, como nunca antes. Y va más allá de los artistas. El otro día escuchaba a Gonzalo Aloras que decía: imagínense si en la época de los nazis, cuando metían a los judíos en las cámaras de gas, eso lo hubieran pasado por TikTok como lo hace el Estado genocida de Israel. Imagínate que eso lo pasaran por las cámaras y lo viéramos todos los días. Eso está pasando y lo estamos viendo todos: yo, los artistas, los carpinteros, los sociólogos, los arquitectos, los abogados. Yo no tengo hijos ni pienso tenerlos. Pero quien tiene hijos no sé qué va a explicarles más adelante cuando lea sobre el genocidio más atroz del siglo. Es una vergüenza para toda la humanidad. Yo estoy un poco, primero, tratando de no morirme de tristeza, porque después tengo que cantar y no sirve que yo esté triste. Y segundo, haciendo un duelo.

Ph: Mauro Jorge / Julieta Laso con una keffiyeh o pañoleta típica palestina.

–Publicaste el otro día en tus redes sociales si acaso había un género más triste que el tango para poder cantar…

–Sí. La verdad es que yo siento que nos estamos despidiendo de un mundo que conocíamos, que todo se volvió muy grotesco, muy difícil de soportar.

–¿Lo puedes sublimar en todo caso a través del arte?

–Sí, es el único lugar donde lo sublimo. Si no tuviera ese lugar creo que me dedicaría al alcohol y a las drogas (risas) Si no tuviese este lugar, yo no tendría espacio en esta existencia.

–En tus ratos  libres ¿Qué escritores lees, qué cineastas sigues?

–Últimamente estoy con poco tiempo libre, pero estuve leyendo a Leila Guerrero; a Camila Sosa Villada, que la amo; Derecho de Nacimiento de Camila Barón que trata sobre Palestina e Israel; y ahora volví a Operación Masacre, que lo tengo acá en la mochila. Del cine me gusta mucho Cassavetes, y después, bueno, participé en la película argentina Puan de María Alché y Benjamín Naishtat, que los admiro un montón.

Julieta Laso durante la entrevista para Replicantes Revista.

–¿Cómo es estar en pareja con Lucrecia Martel? Las dos están muy metidas en el arte ¿No es medio estar en una?

–Estamos muy en una. Somos muy manija. Estamos todo el tiempo pensando cosas, escribiendo, grabando. Ella me ayuda con mis cosas, un montón. Sí, es como estar todo el tiempo en el mundo ese, pero nos gusta a las dos, somos muy manijas las dos.

Las entradas para el ciclo de música de Julieta Laso en el Torquato Tasso se pueden adquirir aquí. También puedes ver la entrevista completa a Julieta Laso en nuestro canal de YouTube:

Escucha a Julieta Laso en Spotify:



COMPARTIR  

  CONTENIDO RELACIONADO