teatro
Devorando el vacío | Por Giovanna Cirianni


Por Giovanna Cirianni
@giovigeraldina

Autoría y dirección: Paula Palomo García. Dramaturgia: Paula Palomo García. Intérpretes: Iván Carmona, Paula Palomo Garcia. Vestuario: Soledad Miravalle. Escenografía: Cia. Demasiado Gorda. Iluminación: Laura Saban. Diseño sonoro: Lucas Trosman Rapela. Audiovisuales: Fernando Sánchez. Asistencia de dirección: Florencia Montaldo. Lugar: La Central (Manuel a Rodríguez 1566, CABA). Funciones: Sábados 20:30 horas y domingos 20:00 horas. Duración: 55 minutos.

Desde hace casi una década, Paula Palomo dirige y crea con su compañía de circo contemporáneo Demasiado Gorda. Desde entonces, ha producido y presentado material nuevo cada año. Al respecto, la directora comenta en su cuenta de Instagram que “más allá de la voracidad creativa, una de las razones es que cuesta sostener más de dos temporadas un espectáculo. La convocatoria cuesta montones. Más ahora que la situación es compleja en varios aspectos.”

El mérito de los artistas independientes en un contexto de incertidumbre social y económica siempre es algo que hay que destacar y celebrar. En el caso de Demasiado Gorda, es especialmente satisfactorio presenciar un trabajo no solo sostenido, sino en continuidad y evolución. El domingo pasado se estrenó la segunda temporada de Devorando el vacío, obra que cierra la trilogía que comenzó en 2016 con Carne picada y continuó en 2022 con El filo de las cosas.

El recorrido de estos tres trabajos es fuertemente autobiográfico, lo cual no implica literalidad. Palomo apuesta constantemente por el lenguaje poético, la metáfora y la fuerza de la imagen, dejando entrever su formación en artes visuales. Elementos como la frutilla (ícono de la compañía), el color rojo o “la mujer oso” que la representa se repiten definiendo el universo en el que tienen lugar estas tres obras, valiéndose siempre de la interdisciplinariedad que caracteriza al circo contemporáneo.

Devorando el vacío profundiza en la relación entre enfermedad y creación, asomándonos a la experiencia de Palomo con su trastorno crónico de alimentación (TCA), una parte más cruda de la historia que, para ella, quedaba por contar. La acompaña en escena Iván Carmona, que encarna la enfermedad y otras fuerzas relacionadas con ella: ansiedad, expectativas, parámetros y mandatos. Todo esto puede enredarse en un vínculo tóxico de la mujer oso con ella misma, o desenvolverse en una posibilidad de creación y superación.

Demasiado Gorda decidió, por la crudeza de la temática y la relación a veces violenta entre la artista y las entidades que su compañero representa, que esta obra sea apta para mayores de 18 años. En una entrevista, Palomo aclara que si bien desde una perspectiva adulta la obra no tiene escenas explícitas (además de los torsos desnudos) la decisión tuvo que ver con la prioridad de no exponer a menores a temáticas como los TCA sin el cuidado o acompañamiento necesarios.

Devorar el vacío es un doble filo: por un lado, una búsqueda de eliminarlo, pero también es hacer algo con lo que en un principio pareció inevitable.



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